Rinorrea traumática de líquido cefalorraquídeo: Nuestra experiencia en su diagnóstico y tratamientoTraumatic cerebrospinal fluid rhinorrhea.: Our experience in diagnosing and treating this illness.
Abstract:

Se realizó un estudio observacional descriptivo longitudinal en el Hospital Clinicoquirúrgico Provincial Docente”Manuel Ascunce Domenech” de Camagüey, en el período de enero a diciembre del 2004, para evaluar el manejo diagnóstico y terapéutico de la rinorrea traumática de líquido cefalorraquídeo (LCR). Se seleccionaron previo consentimiento informado 16 pacientes provenientes del Servicio de Urgencias. De estos, 11 fueron hombres y el 32 % se encontraba en las edades comprendidas entre 15 y 29 años. Se determinaron síntomas asociados, estudios complementarios, tratamiento médico-quirúrgico, complicaciones y evolución. Se realizó estadística descriptiva e inferencial. Los síntomas más frecuentes fueron las cefaleas (87,5 %), anosmia y vértigos. Los métodos diagnósticos más efectivos fueron la inspección visual (100,0 %), la TAC simple y la rinoscopia. Los tratamientos más frecuentes fueron la antibioticoterapia y reducción de fracturas Lefort y nasoetmoidales con 62,5 % y 87,5 %, respectivamente. El 81,3 % de los casos evolucionó favorablemente, solo 2 (12,5 %) se complicaron con meningitis.

A longitudinal, descriptive and observational study was undertaken from January to December, 2003 at “Manuel Ascunce Domenech” clinical and surgical hospital in Camaguey province, for the purpose of evaluating the diagnostic and therapeutic management of traumatic cerebrospinal fluid rhinorrhea. After obtaining their informed consent, 16 patients from the Emergency Dental Service were selected. Eleven of them were males and 32% was in the 15-29 years old group. Associated symptoms, supplementary studies, medical & surgical treatment, complications and recovery period were considered. Descriptive and inference statistics were used. The most frequent symptoms were headaches (87,5%), anosmia and dizziness. The most effective diagnosing methods were visual survey (100%), simple CT and rhinoscopy. The most common treatment regimes were antibiotic therapy and LeFort and nasoethmoidal fracture reduction with 62,5% and 87,5% of cases respectively. Recovery was satisfactory in 81,3% of cases, although two (12,5%) suffered complications from meningitis.

Keywords:
    • fracturas faciales;
    • fracturas faciales;
    • rinorrea LC R;
    • facial fractures;
    • facial fractures;
    • CSF rhinorrhea.
<p align="left">Hospital Provincial Clinicoquir&uacute;rgico Docente“Manuel Ascunce Domenech”, Camag&uuml;ey </p> <h2>Rinorrea traum&aacute;tica de l&iacute;quido cefalorraqu&iacute;deo. Nuestra experiencia en su diagn&oacute;stico y tratamiento </h2> <p align="left"><a href="#autor">Dr. Oscar N. Garc&iacute;a-Roco P&eacute;rez<span class="superscript">1</span></a><span class="superscript"><a name="cargo"></a></span> </p> <h4>Resumen </h4> <p align="justify">Se realiz&oacute; un estudio observacional descriptivo longitudinal en el Hospital Clinicoquir&uacute;rgico Provincial Docente”Manuel Ascunce Domenech” de Camag&uuml;ey, en el per&iacute;odo de enero a diciembre del 2004, para evaluar el manejo diagn&oacute;stico y terap&eacute;utico de la rinorrea traum&aacute;tica de l&iacute;quido cefalorraqu&iacute;deo (LCR). Se seleccionaron previo consentimiento informado 16 pacientes provenientes del Servicio de Urgencias. De estos, 11 fueron hombres y el 32 % se encontraba en las edades comprendidas entre 15 y 29 a&ntilde;os. Se determinaron s&iacute;ntomas asociados, estudios complementarios, tratamiento m&eacute;dico-quir&uacute;rgico, complicaciones y evoluci&oacute;n. Se realiz&oacute; estad&iacute;stica descriptiva e inferencial. Los s&iacute;ntomas m&aacute;s frecuentes fueron las cefaleas (87,5 %), anosmia y v&eacute;rtigos. Los m&eacute;todos diagn&oacute;sticos m&aacute;s efectivos fueron la inspecci&oacute;n visual (100,0 %), la TAC simple y la rinoscopia. Los tratamientos m&aacute;s frecuentes fueron la antibioticoterapia y reducci&oacute;n de fracturas Lefort y nasoetmoidales con 62,5 % y 87,5 %, respectivamente. El 81,3 % de los casos evolucion&oacute; favorablemente, solo 2 (12,5 %) se complicaron con meningitis. </p> <p><em>Palabras clave</em>: fracturas faciales/ diagn&oacute;stico, fracturas faciales/ complicaciones, rinorrea LCR. </p> <p align="justify">Los traumatismos craneoencef&aacute;licos representan un gran problema en los pa&iacute;ses industrializados, no solo por su elevada incidencia, sino tambi&eacute;n por afectar principalmente a un grupo de poblaci&oacute;n joven, en muchos casos en edad laboral; por otra parte, es importante la incidencia de secuelas invalidantes. Las estad&iacute;sticas refieren que del 100 % de las fracturas del cr&aacute;neo, corresponden el 30 % a la base de cr&aacute;neo y el 70 % a la b&oacute;veda.<span class="superscript">1</span> </p> <p align="justify">Desde comienzos de nuestra era se relaciona la hemorragia nasal y &oacute;tica en los traumatismos craneales como signo de fractura. En 1789 ya se plantea que una hemorragia proveniente del conducto auditivo interno era signo de fractura de la fosa media craneal, y en 1847 se descubre la presencia de l&iacute;quido cefalorraqu&iacute;deo (LCR) en la hemorragia. A finales del siglo pasado y comienzo de este, autores como <em>Frelat </em> y <em>Felizet</em>, <em>Le Count </em> y <em>Apfelbach </em> elaboraron la teor&iacute;a moderna sobre el mecanismo de producci&oacute;n de &eacute;sta.<span class="superscript">2,3</span> En Cuba su incidencia es elevada. </p> <p align="justify">El impacto transmitido en una colisi&oacute;n es con frecuencia tan severo que las estructuras vecinas a las fracturas del tercio medio tambi&eacute;n son afectadas. En m&aacute;s de 1/3 de los casos el neurocr&aacute;neo est&aacute; afectado. El maxilar proporciona un suave tr&aacute;nsito hacia el neurocr&aacute;neo, por lo tanto, las fracturas de esta regi&oacute;n deben ser consideradas como una unidad.<span class="superscript">2,3</span> </p> <p align="justify">La f&iacute;stula traum&aacute;tica de LCR, se produce consecutiva a un proceso donde se pierden las barreras naturales que contienen el l&iacute;quido cerebro espinal en la cavidad craneana o en el estuche raqu&iacute;deo, permitiendo as&iacute; una comunicaci&oacute;n anormal entre estas y el medio externo.<span class="superscript">1</span> Para que ello ocurra, debe existir una dislaceraci&oacute;n de la duramadre y la aracnoides. El hueso, tanto de la b&oacute;veda como de la base craneana, tambi&eacute;n constituye otra barrera natural, y est&aacute; en relaci&oacute;n con los senos perinasales, <span class="superscript">2 </span>los cuales a su vez poseen orificios naturales que entran en relaci&oacute;n con la nariz, o&iacute;do, garganta, conducto lagrimal, entre otros orificios faciocraneales. </p> <p align="justify">En su cuadro cl&iacute;nico <span class="superscript">2,3</span> podemos encontrar, aparte del hecho la salida de un l&iacute;quido claro (LCR) por las fosas nasales, casi siempre al descender la cabeza, s&iacute;ntomas como cefaleas (por hipotensi&oacute;n del LCR), anosmia, hipoacusia, v&eacute;rtigo, disfunci&oacute;n sexual, trastornos mentales, entre otros, que resultan molestos y que en ocasiones <span class="superscript">4</span> invalidan a la persona a ejercer sus actividades habituales. Otras veces se presentan enfermedades como las meningitis, cuyo riego de recurrencia, de no sanar la f&iacute;stula, se estima entre el 3 y el 50 %.<span class="superscript">4,5</span> Estas meningitis generalmente son producidas por neumococos (85 %) o <em>Haemophilus influenzae </em> (20 %) y no suelen tener mal pron&oacute;stico (mortalidad inferior al 10 %), aunque este hecho siempre hay que tenerlo en cuenta. Es frecuente que una f&iacute;stula de LCR se cierre tras un episodio de meningitis, veros&iacute;milmente por la inflamaci&oacute;n y cicatrizaci&oacute;n que se produce en el trayecto.<span class="superscript">6 </span></p> <p align="justify">El estudio de una f&iacute;stula de LCR requiere, en primer lugar, de la confirmaci&oacute;n de que realmente es LCR lo que gotea por las fosas nasales, sale a trav&eacute;s del o&iacute;do, o traga el paciente. Cuando la f&iacute;stula es evidente pr&aacute;cticamente no hay dudas, pero a veces se requiere la confirmaci&oacute;n por t&eacute;cnicas bioqu&iacute;micas. La determinaci&oacute;n de glucosa en el contenido que sale por estos orificios orientar&aacute; el diagn&oacute;stico, ya que las secreciones nasales no la contienen, aunque a veces pueden obtenerse falsos positivos.<span class="superscript">7,8</span> </p> <p align="justify">Un buen estudio radiol&oacute;gico con topograf&iacute;a es extraordinariamente &uacute;til para determinar la localizaci&oacute;n de las fracturas, y por &uacute;ltimo, deben realizarse pruebas din&aacute;micas que permitan poner en evidencia la localizaci&oacute;n de la f&iacute;stula.<span class="superscript">8,9,10</span> Son m&aacute;s &uacute;tiles en este sentido, las t&eacute;cnicas de cisternograf&iacute;a contrastada combinada con un estudio de tomograf&iacute;a axial computadorizada (TAC) y cortes coronales, que permiten conocer al menos por qu&eacute; lado ocurre la comunicaci&oacute;n fistulosa. </p> <p align="justify">Si esta no cierra tras la reducci&oacute;n de la fractura facial, un cierto tiempo de reposo en cama, de punciones evacuadoras o incluso tras varios d&iacute;as de drenaje lumbar continuo del LCR, se debe recurrir al cierre quir&uacute;rgico, sobre todo por el riesgo que conlleva la persistencia de esta.<span class="superscript">10,11</span> </p> <p align="justify">El presente trabajo se realiza con el objetivo de describir el manejo diagn&oacute;stico y terap&eacute;utico de la rinorrea traum&aacute;tica deLCR asociada con el trauma craneofacial en nuestro servicio. </p> <h4>M&eacute;todos </h4> <p align="justify">Se realiz&oacute; un estudio observacional descriptivo longitudinal en el Hospital Clinicoquir&uacute;rgico Provincial Docente”Manuel Ascunce Domenech” de Camag&uuml;ey, en el per&iacute;odo de enero a diciembre del 2004. Se seleccionaron, previo consentimiento informado, 16 pacientes provenientes del Servicio de Urgencias, se determinaron s&iacute;ntomas asociados, estudios complementarios, tratamiento m&eacute;dico-quir&uacute;rgico, complicaciones y evoluci&oacute;n. Posteriormente al alta fueron citados y seguidos por consulta externa con control cl&iacute;nico e imagenol&oacute;gico peri&oacute;dico hasta 6 meses despu&eacute;s. </p> <p align="justify">Se elabor&oacute; una planilla de encuesta que contemplaba las variables de inter&eacute;s: estad&iacute;a promedio e indicadores de costos (hospitalizaci&oacute;n, d&iacute;a-paciente, unidad quir&uacute;rgica, anestesia y medicamentos). Los datos se procesaron de forma manual y computadorizada, utilizando el EPISTAT y el Word Start como procesadores estad&iacute;stico y de texto, respectivamente. Se emple&oacute; la media aritm&eacute;tica como medida de tendencia central y la diferencia absoluta como medida de dispersi&oacute;n, mientras que para la validaci&oacute;n de los resultados se aplic&oacute; la prueba t de Student. </p> <h4>Resultados </h4> <p align="justify">De los pacientes, 11 fueron hombres y el 32 % se encontraba en las edades comprendidas entre 15 y 29 a&ntilde;os. Los s&iacute;ntomas m&aacute;s frecuentes fueron las cefaleas (87,5 %), anosmia y v&eacute;rtigos (62,5 %) (tabla 1.) </p> <p align="center">Tabla 1. <strong></strong>Distribuci&oacute;n seg&uacute;n s&iacute;ntomas asociados </p> <div align="center"> <table cellspacing="3" cellpadding="0"> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>S&iacute;ntomas </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">No. </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">% </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>Cefalea </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">14 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">87,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>Anosmia </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">10 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">62,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>V&eacute;rtigo </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">10 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">62,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>V&oacute;mitos </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">9 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">56,,3 </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>Obstrucci&oacute;n nasal </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">5 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">31,3 </p></td> </tr> <tr> <td width="170" valign="top"> <p>Fiebre </p></td> <td width="151" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="146" valign="top"> <p align="center">12,5 </p></td> </tr> </table> </div> <p align="center">P=0,0366. </p> <p>La tabla 2 refleja los m&eacute;todos diagn&oacute;sticos m&aacute;s efectivos; estos fueron la inspecci&oacute;n visual (100,0 %) y la TAC simple (71,4 %). </p> <p align="center">Tabla 2. <strong></strong>Distribuci&oacute;n seg&uacute;n efectividad de los m&eacute;todos diagn&oacute;sticos </p> <div align="center"> <table cellspacing="3" cellpadding="0"> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>M&eacute;todo </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">Estudios </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">Positivos </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">% </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>Inspecci&oacute;n visual </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">16 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">16 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">100,0 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>Rinoscopia </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">14 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">9 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">64,2 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>Rx cr&aacute;neo </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">14 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">4 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">28,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>TAC simple </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">14 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">10 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">71,4 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>TAC contrastada </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">7 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">4 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">57,1 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>Determinaci&oacute;n de glucosa </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">13 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">9 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">69,3 </p></td> </tr> <tr> <td width="227" valign="top"> <p>RMN• </p></td> <td width="123" valign="top"> <p align="center">4 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">50,0 </p></td> </tr> </table> </div> <p align="center">• <strong></strong>Examen no analizado por su limitado n&uacute;mero. </p> <p align="justify">Los tratamientos m&aacute;s frecuentes (tabla 3) fueron la antibioticoterapia y la reducci&oacute;n de fracturas Lefort y nasoetmoidales, con 62,5 % y 87,5 %, respectivamente. El 81,3 % de los casos evolucion&oacute; favorablemente (tabla 4), solo 2 (12,5 %)se complicaron con meningitis y septicemia. </p> <p align="center">Tabla 3. <strong></strong>Distribuci&oacute;n seg&uacute;n terap&eacute;utica </p> <div align="center"> <table cellspacing="3" cellpadding="0"> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Tratamiento </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">No. </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">% </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>M&eacute;dico antibi&oacute;tico </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">10 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">62,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Punci&oacute;n evacuadora </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">6 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">37,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Inhibidores de la producci&oacute;n de l&iacute;quido </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">12,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Reposo en cama y drenaje </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">12,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Quir&uacute;rgico reducci&oacute;n de fractura facial </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">14 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">87,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Desviaci&oacute;n lumbo-peritoneal </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">3 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">18,8 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Rep. transcraneal </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">12,5 </p></td> </tr> <tr> <td width="378" valign="top"> <p>Rep. transepto esfenoidal </p></td> <td width="104" valign="top"> <p align="center">2 </p></td> <td width="113" valign="top"> <p align="center">12,5 </p></td> </tr> </table> </div> <p align="center">Tabla 4. <strong></strong>Distribuci&oacute;n seg&uacute;n evoluci&oacute;n postratamiento </p> <div align="center"> <table cellspacing="3" cellpadding="0"> <tr> <td width="208" valign="top"> <p align="center">Evoluci&oacute;n </p></td> <td width="132" valign="top"> <p align="center">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;No. </p></td> <td width="118" valign="top"> <p align="center">% </p></td> </tr> <tr> <td width="208" valign="top"> <p align="center">Favorable </p></td> <td width="132" valign="top"> <p align="center">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;13 </p></td> <td width="118" valign="top"> <p align="center">81,3 </p></td> </tr> <tr> <td width="208" valign="top"> <p align="center">Oscilante </p></td> <td width="132" valign="top"> <p align="center">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;1 </p></td> <td width="118" valign="top"> <p align="center">6,2 </p></td> </tr> <tr> <td width="208" valign="top"> <p align="center">Peor </p></td> <td width="132" valign="top"> <p align="center">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;1 </p></td> <td width="118" valign="top"> <p align="center">6,2 </p></td> </tr> <tr> <td width="208" valign="top"> <p align="center">Fallecido </p></td> <td width="132" valign="top"> <p align="center">&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;1 </p></td> <td width="118" valign="top"> <p align="center">6,2 </p></td> </tr> </table> </div> <p align="center">P=0,0453. </p> <h4>Discusi&oacute;n </h4> <p align="justify">El cerebro est&aacute; afectado en muchos casos por lesiones del esqueleto facial; esto se detecta por un bajo nivel de conciencia o por signos cl&iacute;nicos y radiogr&aacute;ficos de fractura del cr&aacute;neo. Las lesiones encef&aacute;licas est&aacute;n presentes en el 20 % de los pacientes con uno de estos s&iacute;ntomas. En las lesiones fronto-nasales la secreci&oacute;n de l&iacute;quido seroso claro con sangramiento nasal se observa algunas veces, lo cual es s&iacute;ntoma de f&iacute;stula de LCR. Cuando existan lesiones cerebrales, las medidas neuroquir&uacute;rgicas tienen m&aacute;xima prioridad. El diagn&oacute;stico de las fracturas de tercio medio se basa en el examen cl&iacute;nico y radiogr&aacute;fico; con frecuencia el examen cl&iacute;nico solo es capaz de detectar severos desplazamientos, la presencia de laceraciones de tejidos blandos no debe considerarse como gu&iacute;a confiable del estado del esqueleto &oacute;seo subyacente. Las l&iacute;neas de fractura m&aacute;s frecuentes pueden palparse alrededor de las &oacute;rbitas y la glabela, as&iacute; como en el refuerzo malar palpado desde adentro de la boca; en muchos casos, el hematoma y el edema impiden palpar los escalones &oacute;seos y la dislocaci&oacute;n de los fragmentos. La sensibilidad de la piel casi siempre est&aacute; alterada debido a que las l&iacute;neas de fractura pasan por los for&aacute;menes de salida de las ramas del nervio trig&eacute;mino.<span class="superscript">2,4 </span></p> <p align="justify">Todos los trabajos revisados y relacionados con traumatismos, exponen que el sexo masculino es el que est&aacute; sometido a una mayor incidencia del trauma craneofacial, lo cual coincide con nuestros hallazgos.<span class="superscript">4</span> Las edades j&oacute;venes son las que se enfrentan a un mayor riesgo al traumatismo craneoencef&aacute;lico severo. Se relaciona esto con la mayor actividad f&iacute;sica y laboral que existe a estas edades, as&iacute; como con el alto &iacute;ndice de accidentados, fundamentalmente del tr&aacute;nsito, presentes en estos per&iacute;odos, y es la causa del 61,3 % de las fracturas de la base del cr&aacute;neo que se presentaron en la muestra. Llama la atenci&oacute;n el alto porcentaje de personas que padecieron de esta afecci&oacute;n debido a un objeto contundente que golpea el cr&aacute;neo (21,3 %). </p> <p align="justify">Los s&iacute;ntomas m&aacute;s frecuentes que se presentaron son la expresi&oacute;n de la salida reiterada de LCR al exterior. Las caracter&iacute;sticas de la cefalea remedan la cefalea por hipotensi&oacute;n a predominio frontooccipital, de car&aacute;cter opresivo, que se incrementa a la bipedestaci&oacute;n y va acompa&ntilde;ada de s&iacute;ntomas vagales. Otro detalle es que el lugar por donde tiene escape el l&iacute;quido va a sufrir alteraciones funcionales y mec&aacute;nicas, como es el caso de la nariz y el o&iacute;do, present&aacute;ndose por esta causa la anosmia, obstrucci&oacute;n, etc.<span class="superscript">3,5,7 </span>. </p> <p align="justify">Los estudios radiol&oacute;gicos habituales no son &uacute;tiles en el diagn&oacute;stico de las FBC, solo en un porcentaje peque&ntilde;o donde se visualizan l&iacute;neas de fracturas que se irradian a este sitio y en el caso de las fracturas de la escama occipital en la vista Towne tienen utilidad. <em>Rodr&iacute;guez G&oacute;mez </em> obtuvo en su trabajo el 57 % de las radiograf&iacute;as normales y el 43 % de positividad. <em>Murshid </em><span class="superscript">10</span> obtuvo en su trabajo solamente el 11 % de positividad en las radiograf&iacute;as de los pacientes que presentaron un trauma craneal menor (escala de coma de Glasgow de 13-15). </p> <p align="justify">La TC en este medio tiene su mayor valor no en el diagn&oacute;stico de la fractura en s&iacute;, sino en la visualizaci&oacute;n de las lesiones asociadas presentes en estos pacientes. Actualmente con el advenimiento de equipos de mayor resoluci&oacute;n e im&aacute;genes en tercera dimensi&oacute;n, la TC puede revelar los lugares de fracturas con mayor nitidez.<span class="superscript">11-13</span> </p> <p align="justify">La delgadez de la duramadre basal y su estrecha relaci&oacute;n con las estructuras &oacute;seas en esta regi&oacute;n confieren algunas particularidades al diagn&oacute;stico y tratamiento de estas lesiones. Aunque la f&iacute;stula traum&aacute;tica del LCR que por este motivo se crea, se confirma entre el 0,2 y 11,5 % de los casos, el manejo m&eacute;dico de estas situaciones tan estrechamente vinculadas ha sido tradicionalmente el mismo.<span class="superscript">4,12-14 </span></p> <p align="justify">Las primeras referencias sobre la existencia de f&iacute;stula traum&aacute;tica del LCR datan de la edad media, <span class="superscript">15</span> pero no es hasta 1926 cuando <em>Walter Dandy </em> diagnostica y repara exitosamente una laceraci&oacute;n dural postraum&aacute;tica secundaria a una fractura de base de cr&aacute;neo. <span class="superscript">16</span> La Segunda Guerra Mundial aport&oacute; una amplia experiencia sobre la evoluci&oacute;n y forma de abordar esta entidad. Un hecho importante ocurri&oacute; simult&aacute;neamente a la comprensi&oacute;n de la fisiopatolog&iacute;a de estas lesiones: el advenimiento de la era de los antibi&oacute;ticos. </p> <p align="justify">Reportes tempranos sobre meningoencefalitis como la m&aacute;s grave y a veces fatal de las complicaciones en la f&iacute;stula, implican una quimioprofilaxis con antiobi&oacute;ticos en el desarrollo de la soluci&oacute;n de este problema.<span class="superscript">17</span> </p> <p align="justify">Pocas enfermedades han sido m&aacute;s afectadas por la aparici&oacute;n del tratamiento antimicrobiano como la meningitis bacteriana. En una revisi&oacute;n realizada recientemente, de 493 episodios de meningitis bacteriana en adultos, la tasa de mortalidad general fue del 25 %. <span class="superscript">6</span> Estudios recientes se&ntilde;alan que los antibi&oacute;ticos tradicionalmente empleados en la profilaxis difunden pobremente en el LCR en ausencia de inflamaci&oacute;n men&iacute;ngea, que estos antibi&oacute;ticos son empleados en dosis insuficientes para lograr mantener la esterilidad de este hasta que cierre espont&aacute;neamente el defecto dural, y que el per&iacute;odo arbitrario entre 5 y 7 d&iacute;as escogido para la administraci&oacute;n de los antibi&oacute;ticos, hace que estos sean il&oacute;gicamente descontinuados cuando la f&iacute;stula a&uacute;n se mantiene, y por lo tanto, est&eacute; presente el riesgo potencial de desarrollar meningoencefalitis.<span class="superscript">7</span> Algunas evidencias son a&uacute;n m&aacute;s contundentes. Varios autores en los &uacute;ltimos a&ntilde;os han monitoreado la flora nasofar&iacute;ngea (de donde proceden los g&eacute;rmenes que causan infecci&oacute;n del SNC en pacientes con fractura en la base de cr&aacute;neo) durante la profilaxis con antibi&oacute;ticos, y observaron modificaciones de la flora normal, la que frecuentemente desaparece y da paso a microorganismos de mayor patogenicidad y resistencia a los antibi&oacute;ticos que los pacientes han estado recibiendo, lo cual es una expresi&oacute;n del conocido efecto de los antimicrobianos sobre la resistencia a la colonizaci&oacute;n.<span class="superscript">2,12</span> </p> <p align="justify">Con el plan de tratamiento, debe distinguirse entre las fracturas que est&aacute;n confinadas al tercio medio y aquellas que involucran la regi&oacute;n fronto-nasal y base de cr&aacute;neo. Estas fracturas deben ser tratadas como una unidad y en un solo tiempo quir&uacute;rgico. La cronolog&iacute;a de tratamiento de estos casos puede estar determinada por las necesidades neuroquir&uacute;rgicas. Un da&ntilde;o cerebral severo o hematomas intracraneales, pueden hacer necesaria la operaci&oacute;n en 2 tiempos. Siempre y cuando sea posible, el m&eacute;todo de elecci&oacute;n debe ser una operaci&oacute;n conjunta entre el neurocirujano y el cirujano maxilofacial. A pesar de que realizar una operaci&oacute;n m&aacute;s prolongada puede aparentemente aumentar los riesgos de contaminaci&oacute;n, se ha demostrado que esto no es cierto, pues el tratamiento intensivo resulta m&aacute;s corto y la recuperaci&oacute;n m&aacute;s r&aacute;pida.<span class="superscript">2,16,17 </span></p> <p align="justify">Podemos concluir planteando que las manifestaciones cl&iacute;nicas encontradas con mayor frecuencia fueron las cefaleas, anosmia y v&eacute;rtigos. Los m&eacute;todos diagn&oacute;sticos m&aacute;s efectivos fueron la inspecci&oacute;n visual, la TAC simple y la determinaci&oacute;n de glucosa. Los tratamientos con mejores resultados fueron los quir&uacute;rgicos, con la reducci&oacute;n de las fracturas Lefort y nasoetmoidales y la desviaci&oacute;n lumbo-peritoneal. La antibioterapia previno la aparici&oacute;n de complicaciones s&eacute;pticas, y se obtuvieron resultados favorables en la mayor&iacute;a de los casos. </p> <h4>Summary</h4> <p><strong>Traumatic cerebrospinal fluid rhinorrhea. Our experience in diagnosing and treating this illness. </strong></p> <p>A longitudinal, descriptive and observational study was undertaken from January to December, 2004 at “Manuel Ascunce Domenech” clinical and surgical hospital in Camaguey province, for the purpose of evaluating the diagnostic and therapeutic management of traumatic cerebrospinal fluid rhinorrhea. After obtaining their informed consent, 16 patients from the Emergency Dental Service were selected. Eleven of them were males and 32% was in the 15-29 years old group. Associated symptoms, supplementary studies, medical &amp; surgical treatment, complications and recovery period were considered. Descriptive and inference statistics were used. The most frequent symptoms were headaches (87,5%), anosmia and dizziness. The most effective diagnosing methods were visual survey (100%), simple CT and rhinoscopy. The most common treatment regimes were antibiotic therapy and LeFort and nasoethmoidal fracture reduction with 62,5% and 87,5% of cases respectively. Recovery was satisfactory in 81,3% of cases, although two (12,5%) suffered complications from meningitis. </p> Key words: facial fractures/diagnosis, facial fractures/complications, CSF rhinorrhea. <h4><strong> </strong>Referencias Bibliogr&aacute;ficas </h4> <div align="justify"> <!-- ref --><p>1. Calcatena TC. 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Camag&uuml;ey, Cuba. e-mail: <a href="mailto:ogarcia@finlay.cmw.sld.cu ">ogarcia@finlay.cmw.sld.cu </a></p> <p align="justify"><span class="superscript"><a href="#cargo">1 </a></span><a href="#cargo">Especialista de II Grado en Cirug&iacute;a Maxilofacial. M&aacute;ster en Salud P&uacute;blica. Investigador Auxiliar. Instructor. Aspirante a Doctor en Ciencias M&eacute;dicas.</a><a name="autor"></a> </p>

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